Como siempre, nos gusta provocarte con juegos de palabras, que al final esperamos que, lo que provoquen, sea curiosidad y reflexión, y, por ahora, el título de este artículo surge de pensar cuántas veces dejamos de lado nuestra agenda, nuestra vida, nuestros sueños y deseos, y nos lanzamos a la loca y desenfrenada tarea de «vivir a tiempo» las agendas de otros.

 
Esas otras agendas están atravesadas por las propuestas de otros, por otros que nos parecen ejemplares o que nos significan algo porque marcan pautas, porque nos aman, porque nos incitan a correr en busca de un «algo» que, se supone, nos hará ser más amados y, que se supone, nos conducirá a la felicidad.
 
Esos otros, nos plantean «estilos de vida en paquete», que nos prometen y garantizan «seguridad en nosotros mismos», «certidumbres de estar en lo correcto», «estar a la vanguardia», «embonar socialmente», «crear bienestar», y que, además, parecen gritarnos «¡Vamos! ¡De prisa que el tiempo se agota! ¡Corre! ¡No hay tiempo que perder!»
 
¿Tiempo qué perder? ¿Qué tiempo? ¿De qué se trata el tiempo?… Buenas preguntas, ¿no?
                                                                                                       

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El tiempo puede ser visto,  como el tiempo que pasa, ese tiempo que mide el reloj, ese tiempo que todos acordamos y que nos permite encontrarnos justamente en un espacio y un tiempo. A ese tiempo, Husserl lo llamó el Tiempo Trascendente, o el tiempo del mundo.
 
Sin embargo, Husserl se centró y estudió en el tiempo que vive el sujeto, el tiempo de la consciencia, el Tiempo Inmanente. Este tiempo, es el tiempo en que vives tus experiencias.
 
¿Qué dices?, te preguntarás, ¿tiempo de «mis experiencias»?…  Si, exactamente, el tiempo de tus experiencias, esas que son tuyas porque nacieron de ti, desde una idea o un deseo, seguidas de una elección y de la acción para ser vividas, y que se suman a lo que llamaremos tu vida.
 
El asunto es que en el mundo de hoy, muchas veces, nos olvidamos de lo que nosotros deseamos,… vamos dejando los sueños en un baúl, y cuando el tiempo pasa, entonces parece, que ya no es tiempo de llevarlos al mundo…
 
Llegar a tiempo, habla del tiempo trascendente… Vivir tu tiempo, es la experiencia del alma…