Los hábitos son rutinas, acciones y respuestas que se han puesto en marcha después de haber sido probadas y reconocidas, no requieren de ser evaluadas, juzgadas y elegidas.

 Los hábitos entonces son respuestas automáticas y que dan soporte a la vida diaria, permitiendo percibir, decodificar,  evaluar y elegir otras experiencias.

Los hábitos en si mismos mantienen circuitos de recompensa en tanto no demandan que nos involucremos conscientemente en la respuesta.

 Intentar romper hábitos y rutinas puede crear ansiedad porque es una forma de cuestionamiento de lo que sostiene nuestras creencias sobre nosotros mismos y la vida, y porque puede involucrar cadenas de hábitos que se han entrelazado.

El problema de los hábitos es que normalmente no son cuestionados y menos aún, actualizados, y puede ser que las respuestas automáticas se instalaron en momentos de la vida en que no disponíamos de mejores vías de solución.

Siguen día tras día, cumpliéndose religiosamente mientras la vida sigue corriendo, a veces sin pensarse…

Y… ¿entonces?

¿Cuándo sería bueno cuestionarlos?

Cuando nuestras vidas se mantienen dentro de rutinas automáticas y hemos perdido la espontaneidad…